El informe auditorial sobre la gestión de Luis Castañeda Lossio
Conocido el informe, la reacción de Castañeda fue la de atacar a Susana Villarán.
Nunca en su larga carrera política la insultaron tanto. Le han dicho de todo. Castañeda y sus sabuesos no han escatimado esfuerzos a la hora de tildar a la alcaldesa limeña de irresponsable, mentirosa, rencorosa, impertinente, ignorante. Pero de todo lo dicho, el adjetivo que más impacto mediático tiene es el de empleada de Toledo. Y todo eso se lo han dicho castañedistas, apristas, fujimoristas, y otros más. Al parecer aquel viejo refrán que dice hoy por ti, mañana por mí, logra unir a perro, pericote y gato, aunque en este caso, es imposible saber quiénes son los pericotes, o quizá pericotes sean todos, razones existen para presumir ello, o me equivoco.
¿Pero cuál ha sido el pecado de Susana Villarán? ¿Cuál ha sido la conducta reprochable en la que ha incurrido nuestra alcaldesa? ¿Qué acto irregular ha cometido doña Susana? La respuesta es muy simple. Doña Susana, a diferencia de nuestros políticos tradicionales, dentro de los cuales desde ya incluyo a Castañeda, decidió honrar su palabra, cumplir con una propuesta de campaña expuesta en los meses pasados, y llevar adelante una auditoria sobre la gestión de su antecesor, el actual candidato a la presidencia Luis Castañeda Lossio. En otras palabras, la alcaldesa hizo lo que todo funcionario público debería de hacer al asumir un cargo, es decir, informar a la ciudadanía sobre la situación y el desempeño de la gestión anterior. Esta es una sana práctica que se da o debería darse tanto en el sector público como privado. Esto es lo que hacen los gerentes de una empresa o los funcionarios de alto rango del Estado. Esta es una práctica aconsejable, y desde mi punto de vista obligatoria, pues permite identificar la comisión de posibles actos irregulares, dando lugar a las investigaciones que correspondan, a fin de sancionar de manera ejemplar a quién haya incurrido en la comisión de delitos o faltas administrativas.
En ese sentido, no entendemos la reacción de Castañeda y compañía, no la entendemos, pues el ex alcalde debería ser la persona más interesada en que se fiscalice su gestión a través de una auditoria de este tipo. Digo ello, ya que si las palabras de Castañeda se ajustan a la verdad, luego de leer el informe empiezo a creer que la palabra de Castañeda es tan confiable como la del Partido Aprista cuando de lucha contra la corrupción se refiere, él no tiene nada de qué temer, si su gestión ha sido tan transparente y eficiente como se esfuerza en hacernos creer, luego de la presentación del informe él saldría fortalecido, él sería el único vencedor.
El problema es que el informe ha puesto en evidencia el conjunto de irregularidades que fueron denunciadas por los medios de comunicación durante la gestión del ex alcalde, denuncias, que dicho sea de paso Castañeda nunca quiso responder, quizá envalentonado por ese casi 80% de aprobación que recibía en las encuestas, porcentaje que el día de hoy parece haberse revertido dramáticamente. Tal y como ha sucedido antes, la soberbia le está pasando factura al ex alcalde, Castañeda parece haberse equivocado de medio a medio, creyó que a la ciudadanía, sobre todo a los limeños, solo les importaba ver a su ciudad encementada, las dudas, las irregularidades, las denuncias, no merecían su atención, total lo importante es hacer obra, cuántas veces hemos escuchado esa indignante frase: pica, pero hace obra.
Pero qué es lo que dice exactamente el informe. Para los que no han tenido oportunidad de leerlo por completo, o ni siquiera han escuchado sobre la existencia del mismo, les haré un breve pero sustancioso resumen. Se señala que durante la gestión municipal anterior, el señor Castañeda abdicó de sus responsabilidades como autoridad máxima de la ciudad, decidiendo entregar a entidades internacionales la administración de casi el 50% del presupuesto de inversiones del municipio. ¿A quién le entregó dicha administración? Específicamente a la Organización Internacional de Migraciones (OIM). Siendo ello así, no es necesario contar con niveles extraordinarios de astucia o inteligencia para hacernos una muy simple pregunta ¿Qué sabe la OIM de inversiones municipales o de obras de infraestructura? Hasta el momento no queda claro el porqué se tomó esta decisión, o si en todo caso, no se pudo contar con el apoyo de alguna otra entidad especializada en estos temas, la cual, a partir de un trabajo minucioso le asegura a la comuna limeña, y por ende a todos los que habitamos en Lima, mayores índices de eficiencia y transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Pero lo realmente preocupante es lo que viene a continuación. ¿Para qué se utiliza este mecanismo? Muy simple. Cuando las instituciones recurren a la OIM para llevar a cabo obras de infraestructura dichos procedimientos quedan fuera del ámbito de control y fiscalización de otros órganos del Estado como la Contraloría general de la República. Eso quiere decir que el 48% del presupuesto de inversión municipal, porcentaje que equivale a un total de S./1211 millones de soles, ejecutado en 178 obras a cargo de la OIM, no ha sido sometido a fiscalización o control alguno, hecho que sin lugar a dudas genera numerosas dudas en torno a la rigurosidad y honestidad con la cual se manejaba el dinero de los limeños durante la gestión del ex alcalde. Estas dudas se acrecientan si tomamos en cuenta que todos los funcionarios de la OIM asignados a la municipalidad metropolitana renunciaron al mismo tiempo el día que se les requirió para rendir información sobre las cuentas, las obras, y el manejo financiero de los recursos. Qué coincidencia no, todos renunciaron al mismo tiempo. Esta situación ha llevado a doña Susana a declarar, afirmaciones que suscribo en su totalidad, que durante la gestión de Castañeda la OIM fue una service utilizada para tercerizar servicios y el municipio una mesa de partes que solo aparecía para la foto, justo el día en que se inauguraba o se daba inicio a la construcción de una que otra obrita.
Queda claro entonces que durante la gestión de Castañeda, mediante la utilización de la OIM, el municipio capitalino le cedió de facto a esta institución una serie de competencias y atribuciones, además de evitar la transparencia, al hacer imposible cualquier proceso de control sobre las obras. Pero ahora hagámonos otra pregunta ¿Cuánto le costó a la ciudad la “eficiente” labor de la OIM? Esta es una pregunta válida desde todo punto de vista, ya que nadie creerá que la OIM presta sus servicios de manera gratuita. Bueno, de acuerdo a los registros oficiales y a los datos analizados, la comuna limeña le pagó S. / 42 millones de soles por comisión, además de otros S. / 6 millones aún pendientes por ejecución. Es importante señalar que a la fecha, según los datos del informe, sólo se han pagado S. / 27 millones. Siendo estas las cifras permítanme preguntar lo siguiente ¿No resultaba más eficiente el invertir estos casi S. / 40 millones de soles en el fortalecimiento institucional de la municipalidad? Claro que sí, ese dinero, tal y como lo señalan los especialistas en gestión pública, pudo haber sido invertido en desarrollar o fortalecer la capacidad de gestión, ejecución, control y fiscalización de proyectos y obras de infraestructura por parte de los propios funcionarios de la municipalidad, pudiendo incluso, contar con el apoyo o coordinando acciones con la Contraloría General de la República, a fin de garantizar eficiencia en la gestión y transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Pero por un momento olvidemos todo eso, dejemos de lado el problema de la falta de control, de fiscalización sobre las obras, imaginemos que las obras se ejecutaron con absoluta transparencia, olvidemos también los S. / 42 millones de soles que los limeños le pagamos a la OIM por sus servicios. Olvidémonos de todo lo malo y hagámonos una última pregunta ¿Cuán eficiente ha sido la participación de la OIM en la ejecución del presupuesto municipal? Luego de leer el informe la respuesta es contundente: la gestión de la OIM, por ende de la municipalidad, durante el periodo del señor Castañeda (2003–2010) ha sido más que mediocre. Veamos a continuación algunos datos que pueden ayudar a comprender de mejor manera la afirmación hecha.
En el caso del tan promocionado Metropolitano, el informe dio a conocer que el presupuesto para esta obra pasó de S. / 400 millones a S. / 1000 millones de soles, a pesar que el tramo construido es 8 kilómetros menos al que consta en el proyecto, debiendo recordar que la obra fue inaugurada muchísimo tiempo después a la fecha que se estipuló como límite máximo para la entrega de la misma, basta con recordar los continuos retrasos. Además se supo que aún se requiere la inversión de S. / 60 millones de soles para subsanar una serie de fallas dejadas por la gestión de Castañeda. Tenemos también el caso del Teatro Municipal, cuyo presupuesto se incrementó de S. / 42 millones a S. / 67 millones, sin contar de por medio con ningún tipo de explicación en torno al porqué de este incremento. Cabe precisar que dado el estado de esta obra, la gestión actual deberá adicionar a lo proyectado S. / 8 millones más. A ello, le podemos sumar dos obras que estando incompletas, fueron inauguradas y dadas por terminadas por la gestión de Castañeda, nos estamos refiriendo a la avenida Salvador Allende (Lima Sur) y el complejo deportivo Pedro Huillca (El Agustino), que le costó a Lima la suma de S. / 800 mil soles y fue entregado pese al estado irregular de la obra. Creo, que estos datos son suficientes para calificar la labor de la OIM, institución elegida por Castañeda para ejecutar S./1211 millones de soles, como ineficiente, no solo por su falta de transparencia, por el sobrecosto presente en muchas de las obras a su cargo, sino también por la demora en la ejecución y entrega de las mismas.
Conocido el informe, cuál fue la reacción de Castañeda, como era de esperarse, teniendo en cuenta sus características personales, su reconocida falta de apertura y tolerancia democrática para responder a las preguntas que el periodismo y la ciudadanía en general, con legítimo derecho le hace, más aún teniendo en cuenta su condición de candidato a la Presidencia de la República, en lugar de aclarar o tratar de despejar las dudas en torno a las irregularidades y críticas planteadas, no ha hecho sino atacar a Susana Villarán, tildándola, como señaláramos en párrafos anteriores de empelada del toledismo. Una vez más, Castañeda elude, rehúye, se corre, evita hacer frente a quienes cuestiona su gestión basándose en datos objetivos y verificables, y prefiere atacar al mensajero, al puro estilo de los politicastros peruanos que han hecho del agravio y la mentira el sino del quehacer político nacional durante tantos años.
Sobre lo dicho por Castañeda y la corte de adulones que lo rodean, con Marco Parra a la cabeza de este ridículo grupete, simplemente recordaré que la auditoría fue una propuesta de campaña ofrecida por Susana Villarán mucho antes de ser elegida, en el tiempo en el cual no llegaba ni al 5% de intención de voto, con lo cual la tesis bajo la cual la alcaldesa es una operadora del toledismo resulta ser absolutamente absurda, más si se tiene en cuenta que fue ella quien hace algunos meses le dijo no a la posible alianza entre el partido de Toledo y su partido Fuerza Social. También se ha dicho, que el momento para hacer público el informe ha sido inoportuno, que este tipo de información debió emitirse más adelante. Claro, la idea es cubrirle las espaldas a los poderosos, no fiscalizar para no ganarse enemigos entre los políticos de siempre, bajo la idea que la verdad no debe ser conocida, y si lo es debe serlo en el momento en el que esta resulte menos incómoda, como si el saber y conocer la verdad sobre una gestión más que discutible tuviese un tiempo determinado.
Termino con una reflexión, no sé ustedes, pero para mí la frase roba pero hace obra, me parece francamente deplorable, pues denota la pobreza moral y la crisis ética de nuestra ciudadanía. Esperemos que las irregularidades se investiguen exhaustivamente y que al final del día se logren despejar todas las dudas. Por el bien de nuestra ciudad y del país, deseo que Castañeda sea inocente de todo acto de corrupción, a nadie le gusta reconocer que quien gobernó la ciudad durante dos periodos lo hizo de manera ilegal o deshonesta. Ello sin embargo, no quiere decir que mi opinión sobre su gestión sea positiva, para mi la gestión municipal de Castañeda ha sido ineficiente, poco transparente y mediocre en cuanto a la consolidación de valores democráticos, por esas razones me es imposible siquiera imaginar verlo sentado en Palacio de Gobierno, me aterra la idea que el 48% del presupuesto nacional pueda ser ejecutado a través de instituciones como la OIM, por ejemplo.
Rafael Rodríguez Campos
Autor del blog www.agoraabierta.blogspot.com
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